domingo, 1 de noviembre de 2009


Jesús que mis acciones sean
Lo que tú esperas de mí
Que mi paso por esta vida
Sirva para predicar tu ejemplo
Si alguien es feliz con eso
Entonces valió la pena estar aquí

domingo, 11 de octubre de 2009

El Espejo.....




Sabes que un espejo refleja todo lo que está frente a el, es por eso que un espejo no reflejará una manzana si se pone en frente una pera, y esto es algo en lo que sería bueno enfatizar.
Tratamos siempre de ser alguien más, cuando en realidad somos completamente distintos y es ahí donde está la raíz de la falta de personalidad de muchas personas.
Esta útil herramienta se encuentra presente en muchos espacios, es de gran importancia, se puede hallar en variados diseños y lleva todo tipo de actividades, pero aun siendo utilizada para muchas funciones, hemos fallado en un uso y ha sido de gran importancia.
El uso vanidoso ha hecho de esta una peligrosa herramienta, ya que a través de ella es que llegan las faltas de personalidad en la sociedad, y esto puede ser peligroso.
Jóvenes que no saben en realidad cual es su objetivo en la vida, chicas que desean ser aún más delgadas de lo que en el espejo perciben, personas que han llegado a ser copias exactas de un estereotipo de belleza y una larga cadena de problemáticas que han llevado a muchos a tomar decisiones drásticas, como quitarse la vida.
Es hoy el momento de darte cuenta que tú eres una gran persona, a pesar de que los demás no lo quieran creer, has llegado lejos gracias a tu mente emprendedora y la ayuda de Dios.
Por esas grandes razones no permitas que los demás arruinen tus metas, jamás permitas que alguien te desvíe de tus planes de vida a causa de una burla o crítica; siempre sonríe a pesar de cuan oscuro sea el día y sientas que una tormenta vendrá.
No olvides que pronto el Sol saldrá y de nuevo te alumbrará; aunque no haya Sol , siempre está arriba, listo para llenarte de su energía y calor.
SIGUE ADELANTE CON LA MIRADA EN ALTO, DIOS TE GUIARA… SI SE LO PIDES DE CORAZON

Cuanto pesa tu oración...


Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba derrota, entró a una tienda. La mujer se acercó al dueño de la tienda y, en la manera más humilde, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito (lo que los puertorriqueños conocemos como fiao).
Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida. El dueño le gritó y le pidió que abandonara su tienda.
Viendo la necesidad que estaba pasando su familia la mujer continuó: "¡Por favor señor! Se lo pagaré tan pronto como pueda". El dueño le dijo que no podía darle crédito ya que no tenía una cuenta de crédito en su tienda.
De pie cerca del mostrador se encontraba un cliente que escuchó la conversación entre el dueño de la tienda y la mujer. El cliente se acercó y le dijo al dueño de la tienda que él se haría cargo de lo que la mujer necesitara para su familia.
El dueño, de una manera muy tosca, preguntó a la mujer: "Tiene usted una lista de compra?". La mujer dijo: "Sí señor".
"Está bien," dijo el dueño, "ponga su lista en la balanza y lo que pese su lista, le daré yo en comestibles". La mujer titubeó por un momento y cabizbaja, buscó en su cartera un pedazo de papel y escribió algo en él. Puso el pedazo de papel, cabizbaja aún, en la balanza.
Los ojos del dueño y el cliente se llenaron de asombro cuando la balanza se fue hasta lo mas bajó y se quedó así. El dueño entonces, sin dejar de mirar la balanza y de mala gana, dijo: "¡No lo puedo creer!".
El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la balanza. La balanza no se movió por lo que continuó poniendo más y más comestibles hasta que no aguantó más.
El dueño se quedó allí parado con gran disgusto. Finalmente, agarró el pedazo de papel y lo miró con mucho más asombro.... No era una lista de compra, era una oración que decía:
"Querido Señor, tú conoces mis necesidades y yo voy a dejar esto en tus manos".
El dueño de la tienda le dio los comestibles que había reunido y quedó allí en silencio. La mujer le agradeció y abandonó su tienda. El cliente le entregó un billete de cincuenta dólares al dueño y le dijo:
"Valió cada centavo de este billete".
Sólo Dios sabe cuánto pesa una Oración.

YO EN LA CAMA, TU EN LA CRUZ



¡Jesús, Jesús! Yo en la cama y Tu en la cruz.
Yo en la cama, acostado; Tu en la cruz, clavado.
Yo, la cabeza en blanda almohada; Tu, la tuya, de espinas coronada.
Yo, quejándome; Tu, animándome.
Yo, sin pensar que mis dolores unidos a los Tuyos, tienen un valor infinito.
Tu, anhelando sufrir mas para pagar nuestros pecados.
Jesús, Jesús, yo en la cama y Tu en la cruz.Jesús, creo en ti. Jesús, espero en ti. Jesús

martes, 6 de octubre de 2009

lunes, 5 de octubre de 2009


EL DULCE SABOR DE UNA MUJER EXQUISITA



Una mujer exquisita no es aquella que más hombres tiene a sus pies, si no aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.

Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo, es aquella que con tan solo una sonrisa y un buen consejo puede alegrarte la vida.

Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos, ni más cargos académicos, es aquella que sacrifica su sueño por hacer felices a los demás.

Una mujer exquisita no es la más ardiente, sino la que vibra al intimidar solamente con el hombre que ama.

Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada por ser admirada por su belleza y elegancia, es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.

Y un HOMBRE........


UN HOMBRE EXQUISITO es aquel que valora a una mujer así.

La Carta de Ruth

óRuth miró en su buzón del correo, pero solo había una carta.
La tomó y la miró antes de abrirla, pero luego la miró con más cuidado.
No había sello ni marcas del correo, solamente su nombre y dirección. Leyó la carta:
“Querida Ruth:
Estaré en tu vecindario el sábado en la tarde y pasaré a visitarte. Con amor,
Jesús.”
Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa.
- “Porque querrá venir a visitarme el Señor? No soy nadie en especial, no tengo nada que ofrecerle… “
Pensando en eso, Ruth recordó el vacío reinante en los estantes de su cocina.
- “Ay no! No tengo nada para ofrecerle! Tendré que ir a comprar algo. Bueno, comprare algo de pan y alguna otra cosa, al menos.”
Se echó un abrigo encima y se apresuró a salir.
Una hogaza de pan francés, media libra de pavo y un cartón de leche… Y Ruth se quedó con solamente doce centavos que le deberían durar hasta el lunes.
Aun así se sintió bien camino a casa, con sus humildes ingredientes bajo el brazo.
- “Oiga, señora, nos puede ayudar, señora?”
Ruth estaba tan absorta pensando en la cena que no vió las dos figuras que estaban de pie en el pasillo. Un hombre y una mujer, los dos vestidos con poco mas que harapos.
- “Mire, señora, no tengo empleo, usted’ sabe, y mi mujer y yo hemos estado viviendo allá afuera en la calle y, bueno, está haciendo frío y nos está dando hambre, y bueno, si usté nos puede ayudar, señora, estaríamos muy agradecidos…”
Ruth los miró con mas cuidado. Pensó que ellos podrían obtener algún empleo si realmente quisieran….
- …”Señor, quisiera ayudar, pero yo misma soy una mujer pobre. Todo lo que tengo es unas rebanadas y pan, pero tengo un huésped importante para esta noche y planeaba servirle eso a Él.”
- “Si, bueno, si señora, entiendo. Gracias de todos modos.”
El hombre puso su brazo alrededor de los hombros de la mujer y se dirigieron a la salida. A medida que los veía saliendo, Ruth sintió un latido familiar en su corazón.
- “Señor, espere!”
La pareja se detuvo y volteó a medida que Ruth corría hacia ellos y los alcanzaba en la calle.
- Mire: por que no toma esta comida? Algo se me ocurrirá para servir a mi invitado…”, y extendió la mano con la bolsa de víveres.
- “Gracias, señora, muchas gracias!”
- “Si, gracias!”, dijo la mujer y Ruth pudo notar que estaba temblando de frío.
- “Sabe, tengo otro abrigo en casa. Tome este”, Ruth desabotonó su abrigo y lo deslizó sobre los hombros de la mujer.
Y sonriendo, volteó y regresó camino a casa… sin su abrigo y sin nada que servir a su invitado.
- “Gracias, señora, muchas gracias!”
Ruth estaba tiritando cuando llegó a la entrada. Ahora no tenia nada para ofrecerle al Señor. Buscó rápidamente la llave en la cartera. Mientras lo hacía notó que había otra carta en el buzón.- “Que raro, el cartero no viene dos veces en un día.”
Tomó el sobre y lo abrió:
“Querida Ruth:
Que bueno fue volverte a ver. Gracias por la deliciosa cena, y gracias también por el hermoso abrigo.
Con amor,
Jesús.”
El aire todavía estaba frío, pero aun sin su abrigo, Ruth no lo noto

La Mariposa Azul

Había un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas, él sabía responder, a otras no.
Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.
El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder.
Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio.
- “¿Qué vas a hacer?” preguntó la hermana.
- “Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada!”
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.
- “Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?”
Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:
- “Depende de ti… Ella está en tus manos.”
Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo falla. Nosotros somos los responsables por aquello que conquistamos o no conquistamos. Nuestra vida está en nuestras manos, como la mariposa azul. Nos toca a nosotros escoger qué hacer con ella.

Una buena lección

Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones.
Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias.
El alumno dijo al profesor:
- Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre.
- Mi querido amigo -le dijo el profesor-, nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.
Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo.
Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar.
Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda.
Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre.
El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas.
- Ahora- dijo el profesor- ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?
El joven respondió:- Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir.

Oración de un niño

No quiero pedirte nada especial ni inalcanzable, como ocurre con otros niños que se dirigen a ti cada noche.
Tú eres bueno y proteges a todos los niños de la tierra, hoy quiero pedirte un gran favor, sin que se enteren mis padres.
Transfórmame en un televisor, para que mis padres me cuiden como cuidan al televisor, para que me miren con el mismo interés con que mi madre mira su telenovela preferida, o mi padre su programa deportivo favorito.
Quiero hablar como ciertos animadores que cuando lo hacen, toda mi familia se calla para escucharlos con atención y sin interrumpirlos.
Quiero ver a mi madre suspirar frente a mí como lo hacen cuando mira un desfile de modas, o poder hacer reír a mi padre como lo logran ciertos programas humorísticos, o simplemente que me crean cuando les cuento mis fantasías sin necesidad de decir ¡es cierto! yo lo escuché en la tele.
Quiero representar al televisor para ser el rey de la casa, el centro de atención que ocupa el mejor lugar para que todas las miradas se dirijan a mí. Quiero sentir sobre mí la preocupación que experimentan mis padres cuando el televisor comienza a fallar y rápidamente llaman al técnico.
Quiero ser televisor para ser el mejor amigo de mis padres, el héroe favorito, el que más influya en sus vidas, el que recuerde que soy su hijo y el que ojalá les mostrara mas paz que violencia.
Señor por favor déjame ser televisor aunque sea por un día.